jueves, 21 de julio de 2016

Cuarentena para buques y Leyes de Higiene y Salubridad






     Para la segunda mitad de julio de 1907, las autoridades sanitarias de Guayana estaban en estado de alerta ante un foco de FIEBRE AMARILLA denunciado en la vecina Isla de Trinidad y como consecuencia de ello, varias embarcaciones tuvieron que ser revisadas antes de llegar al puerto de Ciudad Bolívar,confinándolos a las islas de “Panadero” y El Degredo, “por su alejamiento de la orilla del Rio como lugares adecuados en las inmediaciones de este Puerto para el cumplimiento de la expresada cuarentena de observación, <asimismo> se permitió el desembarco inmediato de la correspondencia por no haber en ella peligro para la salubridad publica …” de forma que en esos islotes, los pasajeros debían ser sometidos a un rigoroso examen y en caso de contagio, proceder a su desintoxicación y así la población quedaba libre de todo riesgo. Todo ello dentro del Reglamento de Higiene y Salubridad Publica” (Titulo VIII - Higiene de los puertos y de los buques en general, Arts del 102 al 123- del 27 de marzo de 1907 resguardado en el Archivo Histórico de Guayana)


Entre los vapores que sufrieron los rigores de la cuarentena estaba el “DELTA”, veterano navío de mil batallas en la aguas platinadas del Orinoco, así como también el “Socorro”, “Boyaca”, y el “Alianza”, ya que fondeaban con frecuencia en la isla de Trinidad, en cuya antilla se presentaba un riesgoso brote de ese mortífero mal.


Casualmente para ese año estaba como director de la Junta de Sanidad el Dr Felix J. Páez, eminente medico cuyo apellido hoy ostenta nuestro hospital (Ruiz y Páez), y Vice -Director, otro notable Galeno Diego Alberto Blanco Ledesma, quien luego le sustituyó en el cargo.


Dentro de ese orden, un grupo de ciudadanos interesados en erradicar otros males que acechaban a la ciudad, constituyeron la Liga contra la Peste Bubónica siendo ellos; el Dr. Angel Santos Palazzi, F. Bracho Albornoz, Br; Ernesto Sifontes Dr. José Gabriel Machado entre otros. Los mismos sugirieron una serie de practicas entre las cuales estaban “limpieza de la calle “Piar” donde hay aguas podridas, desmalezamiento del monte a lo largo de todo el litoral del puerto donde abundan las ratas; comprar trampas, y pagar a quien mate 12 ratas, y quemarlas...”. Otra manera contundente de combatir las epidemias fue la llegada de 100 tubos de vacunas y la práctica de la vacunación obligatoria por ley. Esto para combatir con creces enfermedades ahora ya casi extinguidas como la Lepra, fiebre amarilla, Difteria, viruela, fiebre tifoidea, cólera y peste bubónica, escarlatina, tuberculosis, sarampión, entre otras.


                                       Rafael Morales


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